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Prudencio Exojo (@Exojo) //   Empate técnico
El pasado sábado, el Instituto Nacional de Estadística, hacía público el estudio sobre la Proyección de la Población de España, para el decenio 2013-2023.
Mas allá de justificaciones políticas, sin necesidad de una búsqueda de razonamientos técnicos, explicación de los movimientos migratorios o profundos análisis de los diferentes por qué, vista la pirámide de población, ( gráfica elocuente por si misma ), asusta pensar en el futuro más o menos cercano, de las próximas generaciones que accedan a la jubilación.


Motivo de innumerables discusiones abstrusas, siempre resulta de una dificultad extrema, encontrar dos personas que manifiesten conformidad a los criterios seguidos, para establecer un programa de pensiones que garantice, de forma matemática, el cobro de las percepciones futuras.
En un bando, los que enarbolan esa manoseada bandera de los períodos cotizados. En el otro, los que, sin demasiada sensatez, alegan con vaguedad intencionada, lo mucho que han trabajado desde la juventud.
Y en medio, la ineludible realidad de hacer efectivo cada mes, el pago de las prestaciones obligatorias.
Lo cierto, es que nuestro sistema de pensiones es el que es.
La realidad, desborda las previsiones hechas 30 años antes. El Pacto de Toledo, invocado en cuantas ocasiones es menester, se podrá revisar tantas veces como sea necesario, pero, los números son fríos y carecen de razones emocionales. Mucho menos, de sentimientos.
Con una población activa, incorporada al mercado laboral a una edad que hace sonrojar a generaciones anteriores a los años 70; con un proceso productivo que expulsa del mercado a personas que no han cumplidos los 60 años; con un más que evidente aumento de la longevidad de la población; los movimientos migratorios marcando un claro saldo negativo, es fácil prever que la población española se igualará, en un futuro no muy lejano, entre la población activa y el número de jubilados.
Si la presión fiscal aumenta, disminuyendo el atractivo para la contratación laboral, pero empujado a su vez – cualquier Gobierno – , por la ineludible obligación de hacer frente al pago de una pensión garantizada por ley, cuando la relación sea 1 : 1, me gustaría estar presente en los debates que se produzcan entre una persona en activo y un jubilado.
Sobre todo, por ver cómo se quitan la razón mutuamente.