Prudencio Exojo (@exojo) //   11S-25N
Un popular dúo de cómicos, – aunque profesionalmente desaparecido, – creó el no menos famoso y conocido latiguillo de…. ” si hay que ir, se va, pero ir ” pa ná “, no vale la pena.
Habida cuenta que el dúo cómico actuaba en una cadena de ámbito nacional, española y en la lengua de Cervantes, dudo mucho que Artur Mas tuviera el mencionado programa en su lista de preferencias televisivas, pero, a buen seguro, el nutrido grupo de asesores mediáticos y de comunicación, gabinete de prensa o corresponsales en Madrid, le tendrán informado puntual y detalladamente.
Se lo habrán recordado desde el domingo a las 22,30 h., en innumerables ocasiones.
Rescatar a un náufrago cuando acabas de encender un cigarrillo, no estimando en términos económicos el valor de éste, era razón suficiente para que el salvavidas no decidiera afrontar la tarea para la cual fue designado, declinando así, cualquier atisbo de responsabilidad profesional.
Eso mismo es lo que piensa buena parte de la ciudadanía catalana y española. Para este viaje, no hacían falta esas alforjas. Con el presupuesto económico necesario para afrontar el desarrollo de todo el proceso electoral, podía haber satisfecho algunos de los recortes que se ha visto obligado a presentar, en cumplimiento del déficit fiscal impuesto por el gobierno central y que, a día de hoy, hay serios indicios será una de las comunidades que incumplirá el techo del endeudamiento autonómico.
Desde el tremendo ridículo profesional, que ha dejado en evidencia al responsable del CEO catalán, – poniendo el cargo a disposición de sus superiores -, pasando por el fiasco de los sondeos particulares ofrecidos por la prensa catalana en la antesala del 25 N, hasta los rostros desencajados de los miembros de la coalición en la noche electoral, incluyendo la suspensión de la entrevista pactada con TV 3 tras el escrutinio, todo hace pensar que el líder mesiánico ha fracasado en el intento de conducir a ” su pueblo ” a la tierra prometida.
Ni la defensa a ultranza de los indicios de corrupción, presentándolos como una maniobra de las cloacas del Estado central, ni el profundo análisis que la ejecutiva de la coalición haya hecho el pasado lunes, apartará al nacionalismo de las ” cuentas claras y mayorías absolutas ” que formulan desde el día siguiente post electoral.
Se han empecinado en incorporar como sumando los escaños de CIU en su totalidad, omitiendo, bien por manifiesta intencionalidad política o por ceguera social voluntaria, que un exhaustivo análisis del resultado electoral, ofrece una lectura bien distinta y es que una buena parte de la sociedad catalana, amplios sectores de su militancia y el conjunto del electorado, no está decididamente por la labor secesionista.
Una cosa es hacer acto de presencia en una manifestación y, otra bien distinta, tomar decisiones unilaterales con impensables repercusiones económicas, civiles y sociales.
Aunque, posiblemente, carezcan de rigor y precisión matemática y el 11 S, tampoco fuera cierto que hubiese un millón y medio de personas en la manifestación.