viernes, 14 de septiembre de 2012


  
                                         TIRANDO A DAR 

Prudencio Exojo - @exojo


I.E. Menéndez Pidal

Fue noticia en el mes de Junio, pero quiero evocarla hoy, precisamente. 

Ayer empezó el curso escolar 2012/13 en Catalunya. La Fiesta de la Diada, retrasa siempre unos días el inicio del curso respecto de otras Comunidades Autónomas y, ayer, la Institución Escolar Menéndez Pidal no abrió sus puertas. Ni lo hará nunca más. 

Al finalizar el curso pasado, se anunció oficialmente el cierre del Centro. 

El descenso en la inscripción de nuevos alumnos, la insuficiencia económica para superar los costes de explotación, han hecho inviable su continuidad. No es frecuente el cierre de colegios pero, actualmente, el trasvase de alumnos a la escuela pública, la situación de crisis agonizante en las economías familiares y, tal vez, el bajo indice de natalidad, han provocado el cierre de la Institución.  Vienen a ser las tres razones que su Directora ha dado públicamente y yo, lejos de opinar del éxito o fracaso en su gestión económica y financiera, estoy por aceptar la versión. 

El Centro, ubicado en una barriada, nutrida antaño por emigrantes llegados de cualquier provincia de nuestra geografía, vivió sus mejores años en la década comprendida entre los años 1965-75. Centenares de alumnos, - niños y adolescentes - poblaban sus aulas en cualquiera de las especialidades impartidas. Clases diurnas, E.G.B., Bachillerato, Técnicas Mercantiles ( popularmente conocido con el nombre de “ Comercio “ , enseñanza ésta, que habría las puertas del mundo laboral, donde con 14 años podías y debías iniciar el rodaje en cualquier empresa, bien de aprendiz, bien de meritorio o con la popular y uniformada categoría de botones en la banca. 

Un bachillerato nocturno, clases particulares  de taqui/mecanografía, conformaban el amplio horario de la Institución, abierto desde las 9 de la mañana, hasta las 21 h. 

Además de la plantilla fija y los puestos de trabajos indirectos, el Centro, daba vida al barrio, además de la suya propia. En torno suyo, nacieron pequeñas tiendas, se nutrían algunos negocios básicos de barriada y en su conjunto, giraba una buena parte de la actividad cotidiana. 

No hay razones de crítica para dedicarles esta colaboración. Más allá del análisis y estudio del por qué, me impulsa el sentimiento de ser el Colegio dónde recibí el núcleo básico de mi formación. 

Desde la apertura de la Institución, hasta el día de hoy, siempre hubo matriculado algún miembro de la familia. 

Puede parecer un exceso sentimental, una nostalgia fuera de lugar, pero, ha desaparecido una parte de mi vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario