viernes, 7 de septiembre de 2012


                                                 TIRANDO A DAR


Prudencio Exojo @exojo


CPB


Si no está muy familiarizado con las siglas, - y aunque lo esté -, será complejo identificar a qué Organismo me refiero. Ahora bien, si le aclaro que tengo especial interés en conocer el resultado de los comicios en Holanda, su actualidad económica y, sobre todo, la situación financiera de sus partidos políticos, posiblemente, ya sepa que me estoy refiriendo a la Oficina Central de Planificación, CPB, por sus iniciales en holandés, Centraal Planbureau.

Me cautiva Holanda por algunas particularidades. Claro está, no es por su climatología y otras actividades autorizadas y consentidas. A pesar de ello, admito que no cuesta comprenderlos y admirarlos, bien por su visión modernista de la sociedad, puede por  su frenética actividad marítima comercial, - a pesar de su limitada costa -, bien por la eficacia administrativa demostrada, haciendo de la necesidad virtud, luchando y venciendo sus dificultades climáticas y, claro está, por ser un país abierto al crecimiento exterior y la aventura empresarial. 

Algunas visitas y otras tantas relaciones comerciales, me permiten opinar en primera persona. Siempre he tenido la sensación que actúan con seriedad, respeto por el cliente o proveedor y, sobre todo, formalidad germana en el cumplimiento de plazos. 

Su Cámara, está formada por ciento cincuenta parlamentarios procedentes de seis representaciones distintas. Una de ellas, un tanto testimonial, pero con presencia al fin y al cabo. Las cinco restantes, conforman las mayorías parlamentarias, debidamente coaligadas según miren a izquierda o derecha del espectro político. 

El CPB, es un organismo de control al cual, voluntariamente, los partidos políticos someten su programa. Es obvio, no presentarlo, desacredita de una forma instantánea y,  la oposición, torpedeará sin piedad durante la campaña electoral, al partido y programa ausente.  

Hacerlo, siendo incoherente, puede ofrecer situaciones comprometidas y embarazosas a sus líderes, puesto que en cualquier medio, ya sea prensa, radio o televisión, se le interrogará acerca de la “ imposibilidad “ de llevar a cabo la teoría recogida en el programa, acorde con el informe previo, emitido por el Organismo Central de Planificación. 

Publicados los programas y los informes, el ciudadano, de un vistazo, mientras toma café en casa, juega una partida de billar en un Coffe Shop, contempla sus campos de tulipanes, o admira plácidamente el  molino más cercano, puede hacerse una idea de la veracidad del programa político de su partido, la irresponsabilidad del contrario, la incertidumbre futura de aquel otro o, cuando menos, contrastar la realidad y observar que con ninguno de ellos, tendrá crecimiento el país y su economía, será constreñida en los próximos ejercicios.

Como el informe contempla no sólo la viabilidad, si no las consecuencias directas e indirectas del programa, con especial atención a la economía interior, crecimiento del PIB, aumento o reducción de la tasa de desempleo, etc., el ciudadano, medianamente interesado en el futuro de su país, podrá ejercer el sufragio con un conocimiento de la realidad, teniendo certezas,  que para nosotros quisiéramos en más de una ocasión.

No hace falta reseñarlo. Los desvíos en porcentajes de hasta un 300 % sobre  obras  o servicios presupuestados, son más difíciles que se produzcan, las falsas promesas de creación de empleo, se desvanecen y, por tanto, el rigor económico para establecer una ratio de impuesto/ciudadano, se acerca mucho más a la realidad. 

Se creó en 1945 y desde 1986, ejerce su labor de control. No estaría mal que en nuestro país,  los partidos políticos tomaran buena nota. 

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