viernes, 20 de julio de 2012




Prudencio Exojo //    De Real Decreto al libre mercado.


Salvo que encuentre mayor placer contemplando el horizonte, sintiendo el rigor de un sol justiciero, mientras recuerda amargamente la penosa caravana que deberá soportar de regreso a la ciudad, las mañanas de los domingos estivales, son horas perfectas para entregarse a la lectura de los abundantes y buenos artículos de economía, que podemos encontrar en cualquier prensa de nuestro país.


En ellos, podría disfrutar leyendo - muy a nuestro pesar -, como desde la City, nos pueden alterar el Libor, penando sus autores con una sanción económica de 450 Millones de $, y siendo dudosas las opciones de ver procesados judicialmente a los principales responsables del fraude.


La connivencia del gobierno inglés para salvaguardar la actividad financiera en la ciudad londinense, responsable del 10 % del PIB, hace vergonzosa la actitud de las autoridades inglesas, " tan suyas y democráticas " cuando les conviene.


Más al sur, en la otrora rica y próspera "inmobiliaria" llamada España, el Gobierno, mediante un Real Decreto publicado en sábado, nos anuncia la inmensa batería de medidas económicas que, dicen, ayudarán a paliar la actual situación de crisis, rebajando la deuda primero, y relanzando la economía después.


Las CC.AA, buscando apoyos para, conjuntamente, retar al Gobierno central en el cumplimiento de las medidas adoptadas, olvidando tal vez, que por su propia condición jurídica, se convierte en Estado también.

Mientras tanto, empresas, industrias, autónomos y cuantos dependen del resultado y gestión de su actividad en un mercado libre, se hallan sujetos al rigor de la clientela.


Si aquellas medidas oficiales no dieran el resultado que se espera, volverán a corregir, sin sufrir ni padecer riesgo alguno por el error o desatino de las mismas. Si el Banco de España es remiso, parco y excesivamente contemplativo en el control de nuestro sistema financiero, también corregirán a posteriori. Sin embargo, los mercados examinan cada día. No hay margen de error en las previsiones, porque éstas, se pagan con el cierre de la actividad y todos los compromisos económicos que acompañan.


Las industrias y el mundo empresarial, salen cada día a rendir cuentas a su "electorado", que no es ni más ni menos, el cliente dispuesto a elegir en cada momento la oferta o el precio más conveniente.

Es la pena de no contar con un Boletín Oficial.

1 comentario:

  1. Sí señor. Cada día nos levantamos cruzando los dedos en espera de que ese examen sea favorable y en espera también de que no se vea condicionado, alterado o malogrado por circunstancias o imposiciones externas totalmente ajenas a nuestro mejor saber y hacer. Un saludo

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