martes, 21 de agosto de 2012

         

                                   TIRANDO A DAR



Querido Cheikh

No te conoce nadie. Salvo en contadas ocasiones, no eres preocupación para ninguno de nosotros; tus problemas, no son prioritarios en esta sociedad a la que deseas incorporarte.  No despiertas interés alguno y sin embargo, yo, sé hasta el número de tu NIE.

Aún tengo fresca en la memoria la primera vez que nos vimos. Fue en la terraza de un Restaurante. La sonrisa blanca, brillaba en una tez negra como el tizón. Con paciencia infinita, iniciaste el ritual de ofrecer tu mercancía a la clientela y nadie mostró interés por ella. Arrastras la machacona y metódica letanía para vender,  y aceptas de buen grado la declinación de tu oferta. Sin embargo, aquella noche, empujado por el afán de corresponder a tu sonrisa, educación y respeto,  sentí que algo podía hacer y conseguí te compraran un cinturón de Gucci, más falso que el discurso de un político y un jersey de Hackett, que ninguno de los allí presentes usará jamás, porque a duras penas  acertamos a saber que el polo, es un deporte que se juega montado a caballo y dándole con un palo a una pelota, pero de sus reglas, no conocemos absolutamente nada, igual que de tu vida.

Tienes la imagen de la bondad dibujada en la cara. Llevas reflejada la humildad en la sonrisa que nunca pierdes, incluso cuando te dije un día ... ¡¡ eres negro de cojones !!, siendo consciente que si no entendías mi idioma, cómo ibas a comprender el sentido figurado de la expresión. Los dos nos reímos y a nadie se le ocurrió imaginar xenófobo u obsceno el comentario; a ti, porque no tenías idea y yo, porque jamás he dicho nada para ofender a un emigrante.

Hoy, he sentido rabia, mucha rabia. Las gafas negras han impedido que la gente vea las lágrimas derramadas, pero no las he podido reprimir.

En esa hora postrera del mediodía, cuando el sol cae ajusticiando a los orondos turistas, la presencia de la Policía Municipal, en el lujoso paseo marítimo de una afamada ciudad turística, provocó una estampida de la legión de paisanos tuyos, huyendo de la zona para evitar el decomiso de la mercancía. Si, Cheikh, si, si...  ¡¡¡ Huyendo por trabajar !!! . Clandestinamente, pero trabajando. Sin cometer delito de manifiesta gravedad.

¿ A cuántos españoles has visto tu correr, pero, en sentido contrario, huyendo del trabajo. ?

La rabia, no se puede expresar con vocabulario fino, esencia de nuestro diccionario, por eso no me queda más remedio que decirlo así, ¡¡¡ hijos de puta !!!

Algunos dirán que has venido a quitarle el sustento y un puesto laboral, pero,  tú y yo sabemos que jamás un nativo, provisto del DNI, hace lo que tú. ¡¡ Hipócritas !!, si tan suculento es el negocio, ¿ por qué  no salen a la calle y hacen lo mismo ?

Aún sentí más dolor y rabia, al ver a aquella madre amamantando a su pequeño, recostada sobre el banco de la calle y emprendiendo la huida sin la “ mercancía “, que otros cargaron rápidamente.

Mientras tanto, aquí nos tienes a nosotros, felizmente tumbados al sol,  saboreando una copa de helado, tomando un trago largo o engullendo una comida que jamás fue abundante para ti.




Pero, no te olvides, Cheikh, cuando llegue el otoño caliente, saldremos a la calle a protestar por la injusticia que supondrá el gasto de la SS.SS para los emigrantes ilegales. ¡¡ Bobos !!. No saben que tú,  no puedes tan siquiera caer enfermo porque,  si no trabajas, ni comes.

Debes preguntarte a diario por qué tu destino ha de ser diferente, sólo por haber nacido cuatro mil kms al sur de nuestra frontera. Tampoco encontrarás explicación cuando sepas que con el gasto medio realizado por dos personas, durante una semana, podría  vivir una familia en tu país de origen, durante un año. Y sin embargo, has de salir corriendo.  

Te he visto caminar pesada y lentamente por la arena, portando errante tu mercancía de uno a otro lugar. He visto refugiarte a la sombra de un árbol, esperando un cliente y una exigua venta que te permita comer hoy.  ¿ Y nosotros ?, Ya ves, ... aquí estamos, caminando para combatir la obesidad, porque un médico nutricionista nos ha recomendado ejercicio diario. Qué paradojas ofrece la vida. A ti, el especialista, no te diseñará una dieta poco calórica. Ya te la aplica la injusticia social a diario.

Nosotros, volveremos para descansar en una lujosa y confortable habitación pero tú,  dudo puedas utilizar un camastro que te permita reponer fuerzas medianamente.

Yo soy uno de los que huye del trabajo, yo soy uno de los hijos de puta, como tantos, pero a mi, ya me conocen y saben quién soy.

Hoy,  he querido que sepa el mundo quién eres tú.

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