jueves, 30 de agosto de 2012




    
                                                  TIRANDO A DAR 


Menos es más, y Mas, es menos. 



Utilizando como pretexto, el famoso lema entregado a la posteridad por Mies van del Rohe, consagrado maestro de la arquitectura moderna, y debidamente traducido su  “Less is more”, para aplicarlo a la política económica en general y catalana en particular,  resulta acertado establecer comparaciones, - odiosas o no,  - que eso será objeto de análisis personal del lector. 

A partir de ayer,  menos gasto, será más razonable para la economía autonómica catalana en particular y la española en general.

Con la solicitud formal para acogerse al FLA, ( Fondo de Liquidez Autonómica ),  la sociedad política catalana tiene, a partir de ayer, menos capacidad de gestión y más quebraderos de cabeza, para cuadrar el círculo de sus reivindicaciones independentistas, trufadas con el “ inquietante sometimiento “ a la disciplina del Gobierno Central. 

Desde ayer, menos derroche, sería igual a más capacidad económica para destinar a funciones sociales recortadas en los últimos meses. 

Menos incontinencia verbal, sería una magnífica demostración de coherencia con el conjunto autonómico y  por tanto, más cohesión. 



Así mismo, menos empresas públicas y corporaciones, sería más capacidad económica para atender a la enseñanza. 

Evidentemente, menos ayudas desorbitadas a entidades de dudosa función, serían más recursos para hospitales y servicios sanitarios recortados. 

Menos indisciplina, será más acatamiento al orden constitucional, marco legislativo al cual deberíamos estar sometidos todos los españoles, en igualdad de condiciones, derechos y libertades. Y ha leído bien …. deberíamos. 

Menos transparencia, proporciona más confusión. Los gastos autorizados directamente por no estar sujetos a información pública ni concurso, habida cuenta de su, - intencionada – reducción de la cuantía hasta límites no sujetos, son innumerables. 

Menos políticos, también proporcionaría más disponibilidad financiera para el Gobierno catalán que, por cierto, no ha mostrado ninguna intención de hacer una reducción. Argumentos tendrán, pero, seguro que no están pensados en beneficio del interés común y general. Si menos parlamentarios, significa más representación de los grandes partidos, jamás se mostrarán los nacionalistas proclives a la reforma. 

No se aceptan menos derechos interpretados de la aplicación del reciente Estatut, para obtener más rendimiento político.

Por eso, tal vez, menos amenazas veladas, proporcionarían más rentabilidad fiscal en la futura negociación con el partido del Gobierno.



Y, finalmente, menos exaltación de nacionalismo, sería más integración para todos aquellos que viven y trabajan en Catalunya, dónde la celebración de la próxima Diada, tendrá tintes reivindicativos impensables en el año 1977. 

Por tanto, aunque no se diga,  desde ayer, es  menos Mas

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